Los mil y un espejos de la guerra contra Irak
En una entrevista exclusiva, la periodista siria habló con franqueza de la falta de libertad en la región, de la guerra y de por qué dejó su vida idílica en Suiza y fue a trabajar a un medio árabe que busca cambios políticos y sociales en el Golfo.
Telma Luzzani. DE LA REDACCION DE CLARIN.
Dima Jatib es joven, culta y atractiva. Como ella misma admite "tenía, en Ginebra, una vida perfecta". Pero abandonó su cargo en Radio Suiza Internacional y en Naciones Unidas por un desafío: ser jefa de redacción de Al Jazeera, la cadena árabe de televisión que cobró notoriedad a nivel mundial poco después del 11 de setiembre de 2001 por difundir un video de Osama bin Laden en el que auguraba a las potencias occidentales un provenir apocalíptico.
Ser mujer y periodista en el corazón del mundo árabe musulmán no es fácil. Tampoco vivir en un país como Qatar, ubicado a unos cientos de kilómetros de Irak, expuesto a los coletazos indirectos de una guerra. En un largo diálogo telefónico con Zona, Dima habló francamente sobre la falta de libertad y democracia en la región, sobre la guerra, sobre las dificultades y los logros en su trabajo en la tevé y sobre la vida cotidiana en un mundo que es casi desconocido para los argentinos.
"Acá la guerra se ve muy mal, muy fea, como en casi todo el mundo", dijo Dima. "Pero en la vida cotidiana, aunque estamos tan cerca de Irak, todavía no percibimos nada. Miramos lo mismo que ustedes en la televisión, escuchamos las declaraciones de los dirigentes y, sólo de a poco, vemos la llegada de algunos soldados estadounidense a Qatar, a Kuwait, a otros países del Golfo".
—¿Le tienen miedo a Saddam Hussein?
—La gente de la calle no lo ve como un peligro ni para los iraquíes ni para la región. Hay una convicción general de que si EE.UU. ataca no es para desarmar a Irak sino para llegar al petróleo de la región y para dominar política y económicamente al mundo entero. Yo que vivo en un país rico en petróleo podría explicarte cuánto afecta mi vida diaria el valor del crudo, hasta qué punto estamos atados al precio del petróleo. Por eso, acá, la gente presiente que el peligro no viene de Irak.
—¿Cómo afecta la vida cotidiana?
—Por ejemplo, cuando no se vende bien el petróleo, no nos pagan los sueldos. En mi opinión se trata de una nueva expansión de Estados Unidos. Así como llegó a Afganistán y ahora sus tropas están en todos los países de Asia Central donde antes no podían estar porque era zona de influencia de los soviéticos, del mismo modo van a asentarse acá y en Venezuela. Allí también quieren llegar al petróleo. Y si dominan estas zonas, ¡se acabó!, van a tener control total sobre nuestras vidas.
Qatar, es un país pequeño pero extraordinariamente rico. Su superficie es la mitad de Tucumán (11.000 km2). Su clima es ardiente en verano y tibio en invierno. Su suelo es pura arena y piedra pero debajo atesora la tercera reservas de gas y petróleo más importantes del mundo. En la capital, Doha, se encuentra la sede central de la cadena de televisión Al Jazeera, fundada hace ya seis años, por el emir Hamad Al Thani, un monarca absoluto.
—¿Cómo se preparan para la guerra?
—Queremos tener el máximo de corresponsales en Irak y en la región. Pero no es fácil. Tanto Irak como Arabia Saudita, Kuwait y Bahrein nos retacean las autorizaciones para los corresponsales. No nos facilitan nada nuestro trabajo.
—¿Por qué?
—Es que la democracia en esta región es todavía un niño que está creciendo. Y Al Jazeera toca temas a veces irritantes. Hay que darle tiempo a la gente y a los gobiernos para que se acostumbren a la libertad de expresión. Arabia Saudita, por ejemplo, no nos da permiso ni para mandar un corresponsal a cubrir la Peregrinación a la Meca.
—¿Qué temas les resultan irritantes?
—Se enojan mucho cuando hacemos entrevistas a dirigentes de la oposición de los distintos países árabes del Golfo. No están acostumbrados. También cuando salen críticas en directo de la gente que llama desde su casa. Tuvimos problemas con los gobiernos de Siria, Argelia, Túnez y con casi todos los países árabes. Nos acusan de tener relaciones con Israel, con la CIA, con los talibanes, con Saddam... depende quién sea el que se enoje...
En Al Jazeera trabajan unas 700 personas, muchas de ellas jóvenes y con formación europea como Dima. Tienen 45 corresponsales en todo el mundo. Transmiten en árabe clásico, el idioma que entienden todos: sirios, marroquíes o argelinos. Dima dirige los informativos y las emisiones en vivo, como las del Consejo de Seguridad de la ONU del viernes. "A veces viajo como enviada especial. En octubre estuve en Venezuela. Me fascinó su pueblo, lleno de problemas pero igual salen a bailar todos los días a la calle."
—¿Cómo empezaste en Al Jazeera?
—Tengo 31 años, soy siria, estudié en Damasco hasta los 19 años y después fui a la universidad en Ginebra. Me recibí de intérprete y traductora de varios idiomas (habla árabe, francés, inglés, español, italiano, alemán y está estudiando portugués y chino) y me quedé a vivir en Suiza. La verdad es que tenía una vida perfecta, sin problemas, porque Suiza es un país maravilloso, de película. Pero cuando vi Al Jazeera por TV pensé que era un medio para gente como yo, mitad árabe, mitad europea, con conocimientos para entender los problemas de Medio Oriente pero con una cabeza abierta. Dejé mi vida perfecta y me vine a Doha. Y no me equivoqué.
—¿La relación entre Qatar y EE.UU. es muy buena, no?
—Sí, claro. En general, todos los países del Golfo tienen buena relación con EE.UU. Sobre todo desde 1991, cuando Saddam invadió Kuwait y Washington apareció como el salvador de la región. Desde entonces hay una presencia militar muy fuerte aquí y EE.UU. tienen un papel político y económico muy importante.
—Hay quienes temen que un ataque contra Irak potencie el terrorismo o incluso desencadene rebeliones populares que lleguen a derrocar a gobiernos del Golfo amigos de EE.UU.
—Cada día, millones de árabes, sentados en su sofá, ven por TV lo que pasa con los palestinos y se sienten muy doloridos y humillados. Después escuchan que EE.UU. considera a Saddam un malo pero no dice nada de Ariel Sharon un hombre que tiene juicios pendientes en Bélgica por crímenes. Los árabes ven que Washington no hace esfuerzos para la paz entre israelíes y palestinos, que apoya sólo a Sharon y piensan que EE.UU. no está asumiendo como corresponde la responsabilidad que tiene a nivel internacional. Si a eso se suma una guerra en contra de otro pueblo árabe como el iraquí... No quiero imaginarme lo que pueda pasar...
—Pero en la Guerra del Golfo también se temía una rebelión y no ocurrió nada.
—Detrás de aquella guerra estaba la invasión a Kuwait, una acción tonta por la cual el pueblo iraquí está pagando un alto precio y los países del Golfo están financiando todas las operaciones militares de EE.UU. en la región. Pero hoy una guerra no está justificada.
—¿Por qué financiando?
—EE.UU. da protección militar a los países del Golfo porque existe un peligro llamado Saddam Hussein desde hace doce años. Hay quienes creen que nunca fue derrocado para justificar la presencia militar norteamericana en la región.
—¿Pero Uds. financian esa protección?
—¿Tú crees que todo este despliegue lo va a pagar sólo el pueblo norteamericano con sus impuestos? No. La factura es muy alta. Parte de lo que debería ir a nuestro desarrollo va para defensa. No derrocaron a Saddam para quedarse en el Golfo y ahora utilizan la amenaza de un posible ataque terrorista para justificar una acción en cualquier lugar de la Tierra.
—Ahora se oponen Francia y Alemania...
—En mi opinión, sólo quieren una porción de la torta. Son países poderosos que EE.UU. está tratando como si fueran nada y ellos no aceptan eso. Quieren ser parte del juego. Pero una vez que obtengan lo que creen que merecen se van a callar.
—¿Es difícil ser mujer árabe y periodista en un país conservador como Qatar?
—Cuando viajo, me miran y dicen: "No puedes venir de Al Jazzera porque es una cadena árabe islámica". Creen que somos una cadena de los talibanes, cosa que obviamente no es cierto. Somos muchas las mujeres que viajamos y tomamos decisiones representando a Al Jazeera. No estamos tapadas de negro como en Arabia Saudita ni de azul como en Afganistán. Muchos de mis colegas son muy religiosos y otros son muy liberales. Y trabajamos todos juntos. Lo que pasa es que Al Jazeera está provocando cambios importantes en el plano social, en el mediático y en el político. Te diría que se trata de una pequeña y tranquila revolución, en todo el mundo árabe y especialmente en Qatar. Debatimos tema que estaban prohibidos.
—¿Por ejemplo?
—Yo inicié un programa llamado irónicamente "Solamente para mujeres" con la idea de mostrar al mundo árabe que tenemos el mismo conocimiento que los hombres sólo que no tenemos dónde expresarlo. Invitamos a tres o cuatro mujeres por vez, para que debatan sobre un tema distinto cada semana: la violencia doméstica, el divorcio, religión, vida sexual, temas que eran tabú. Ahora ya hay otras cadenas árabes que están haciendo eso, lo que me parece muy positivo. Pero lo que nosotros hacemos y nadie imita es el debate político. Eso sigue siendo tabú. Tenemos un programa muy famoso llamado "Dirección opuesta". Cada semana, dos políticos adversarios discuten durante una hora y media entre sí y con el presentador temas muy polémicos. Esto no se ve en otras cadenas árabes. No hay todavía madurez política suficiente para permitir una total libertad de expresión. Al Jazeera es sin duda una contribución importante para el cambio porque está abriendo lo que estuvo cerrado durante 50, 60 años.